Mientras la pandemia de coronavirus quedó atrás, el virus que la desató no desapareció. Lejos de extinguirse, el coronavirus sigue mutando y buscando nuevas formas de infectar. En las últimas semanas comenzaron a reportarse casos de una nueva variante en diversos países. Y en las últimas horas, Argentina reportó sus primeros casos.
Se trata de la variante XFG, también conocida como Stratus o "Frankenstein", que se convirtió ahora en el centro de atención de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta variante del COVID-19es el resultado de la recombinación de las subvariantes LF.7 y LP.8.1.2 de Ómicron, un proceso que fue comparado en varios medios internacionales con la creación del “monstruo” de Mary Shelley, por su naturaleza híbrida, de ahí deriva la denominación popular de "Frankenstein".
En países como Brasil, semanas atrás revelaron que el Instituto Oswaldo Cruz (IOC) detectó a principios de julio el 62% de los casos de COVID-19 analizados entre el 1 y el 8 de julio esta variante.
La OMS destacó junto a las autoridades sanitarias que "el riesgo adicional para la salud es bajo". En este sentido, según el último Boletín Epidemiológico Nacional (BEN) en Argentina se confirmaron los primeros casos de esta nueva cepa. Los mismos fueron detectados en las semanas 26 y 27 del año.
Si bien en el país la variante Ómicron continúa siendo la única en circulación, se registra un claro aumento en los casos relacionados con la cepa XFG (Frankenstein), la nueva variante. De hecho, mientras entre las semanas 9 y 28 representaba apenas el 3,37% de las muestras secuenciadas, en las semanas más recientes (25 a 28) ya constituye más del 50% de los casos analizados.
Esta recombinación genética, frecuente en la evolución del SARS-CoV-2, permite que el virus adquiera nuevas características y en ocasiones, ventajas adaptativas que favorecen su diseminación.
Qué se sabe de la nueva variante del Covid y cuáles son los síntomas
La variante Stratus es descendiente de Ómicron y posee mutaciones que la hacen más transmisible y con mayor capacidad de evadir la inmunidad generada por infecciones previas o por vacunación. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la clasificó como "variante bajo vigilancia", lo que implica que, si bien su riesgo global es bajo, merece un seguimiento activo por su velocidad de propagación.
Según el virólogo británico Lawrence Young, de la Universidad de Warwick, "la competitividad de XFG y su subvariante XFG.3 probablemente se deba a nuevas mutaciones en la proteína de la espiga que le permiten evadir mejor la respuesta inmunitaria". Además, explicó que la disminución de la inmunidad en la población, ya sea por falta de refuerzos vacunales o por la baja circulación previa del virus, podría facilitar una nueva ola de contagios.
Respecto a los síntomas, son similares a los de otras variantes del COVID-19, aunque con un rasgo distintivo: la ronquera. La pérdida de voz o afonía se ha convertido en un signo temprano de la infección, lo que permite a los médicos diferenciarla de otras variantes.
A esta característica se suman los síntomas comunes de la enfermedad, como fiebre, dolor de garganta, tos seca, fatiga y malestar general. Aunque la XFG no parece provocar un mayor número de hospitalizaciones que otras variantes, su rápida propagación ha encendido las alarmas en diversas partes del mundo.
Hasta el momento, no se detectaron signos de mayor gravedad clínica. A pesar del aumento de casos y hospitalizaciones en algunos países del Sudeste Asiático, no hay evidencia que sugiera un incremento en la mortalidad o en la severidad de los cuadros clínicos.