En diálogo con Profesional, Belén Flores compartió su conmovedor testimonio. Tras perder una pierna hace tres años y recibir una prótesis hace apenas dos meses, cumplió su promesa de caminar en el Milagro acompañada por su pareja.
Entre las miles de historias que conmueven en cada edición del Milagro, la de Belén Flores se destaca como un verdadero ejemplo de fe y resiliencia. Su vida cambió de manera abrupta tras un choque en la Ruta Nacional camino a Campo Quijano que le costó la amputación de su pierna izquierda.
“Hace tres años me chocó un auto y desde entonces mi caso quedó en la nada. Recuerdo llegar al hospital y que una doctora me dijera que me tenían que amputar la pierna. Después tuve múltiples complicaciones, incluso un virus intrahospitalario del que pude salir adelante… casi me voy”, relató entre risas, con la entereza de quien aprendió a mirar el lado positivo.
Hace apenas dos meses recibió su prótesis y recién desde hace dos semanas comenzó a dar sus primeros pasos. Sin embargo, no dudó en sumarse a la peregrinación de este año. “Me propuse venir en este Milagro para pedir no usar más bastones, quiero caminar sin asistencia. Dios me dio otra oportunidad y acá estoy, agradecida, mirando el lado bueno también”, expresó con emoción.
Acompañada por su pareja, Belén caminó por primera vez en la procesión con su pierna ortopédica. “Es la primera vez que vengo caminando con la prótesis. Me animé porque siento que tenía que hacerlo”, contó con una sonrisa.
Su historia, marcada por el dolor pero también por la esperanza, se mezcla con los cantos y las plegarias de miles de fieles que este año renuevan su pacto de fe. Como cada septiembre, el Milagro vuelve a ser escenario de testimonios que reafirman la fuerza de la devoción y la capacidad de los salteños para transformar la adversidad en esperanza.